En el sector de repositores externos estalló una bomba política y sindical a pocos días de las elecciones en la empresa de reposición TMT. Lo que debía ser un proceso democrático normal hoy está atravesado por una denuncia explosiva: el padrón electoral habría sido inflado de manera abrupta y sin explicación real.
Según información a la que accedió El Sindicalista, el propio delegado que hoy se postula en la elección, Ariel Álvarez, integrante de la Lista 2, advirtió que el padrón pasó de aproximadamente 400 afiliados a más de 1.300 en cuestión de días. Un crecimiento que no cierra por ningún lado y que despierta fuertes sospechas entre los trabajadores.
Lo más escandaloso del caso es que, antes de que los trabajadores siquiera vayan a votar, ya se estaría hablando de una posible impugnación del proceso. Es decir, todavía no perdieron y ya están preparando el terreno para desconocer el resultado. Una maniobra vieja, conocida, y profundamente antidemocrática.
Desde distintos sectores gremiales advierten que esta situación no solo pone en riesgo la transparencia del proceso, sino que además intenta condicionar el voto de los trabajadores mediante el miedo, la confusión y la sospecha instalada de antemano.
“El problema no es perder una elección. El problema es querer ensuciarla antes de que arranque”, señaló Ariel Álvarez, un referente del sector. Y agregó: “Si hay 1.300 afiliados reales, que vayan a votar y que se gane limpiamente. Pero si el padrón está inflado, estamos frente a una estafa electoral sindical”.
En este contexto, crece el llamado a que todos los repositores externos asistan masivamente a votar, fiscalicen el proceso y no permitan que el fraude vuelva a ser la excusa perfecta para pisotear la voluntad de los trabajadores.
Porque cuando antes de votar ya hablan de fraude, lo que está en juego no es una elección: es la democracia sindical.